jueves, 28 de noviembre de 2019

Oliver y Thomas

I


Oliver: Uno de los técnicos de la plataforma de extracción de plástico que se puede ver en el horizonte desde la bahía, es un adulto joven de 23 años, estatura de 176, el trabajo fįsico lo había mantenido delgado y tonificado, trotaba alrededor de la alta torre que se elevaba en medio de las placas de metal que formaban el suelo, también usaba uno de esos gimnasios adecuado en un intento para que los trabajadores mantengan su salud, ocupen su escaso tiempo libre y el aislamiento no los enloquezca, ellos no visitaban tierra firme durante 15 hasta 160 días; mantiene algunos rasgos adolescentes, es pelirojo, con los brazos el cuello y el rostro quemados por el sol, el resto del cuerpo color marfil, es un ser alegre y de alguna manera más inteligente que un hombre de su misma edad, solo estudio los 2 años requeridos para trabajar en la plataforma, se consideraba una persona feliz, es efusivo y explosivo, con gran sentido de la hermandad y el deber, muy emocional y carismático, con abundante autoestima, lo creen egocéntrico pero en realidad, es muy humilde, solo que no entiende bien el concepto de modestia.

Thomas: Adulto de 30 años, es un granjero de los campos de maíz mutado, la cepa 011-plus v.2.35 había invertido hace 8 años lo poco que había ahorrado durante el tiempo que estuvo en el ejército, lo hizo en una granja con algunas hectáreas que reciben bonificación por cultivar en especial este tipo de maíz, por ser ecológicamente de gran impacto para los demás campos, osea, los muta, mide 178 tiene cabello rubio oscuro, ondulado, más largo adelante que atras, siempre usa una gorra la cual hace que su mirada luzca más seria de lo que es, a veces es roja, a veces es verde oliva otras veces azul rey, y de un material inteligente, también suele usar un sombrero de vaquero blanco y pocas veces otro de cuero marrón de una marca enterrada en el pasado capitalista de la tierra. (Louis Vuitton) es muy inteligente pero aprende despacio, muy hábil para los deportes, le gusta bailar pero no le gusta hacerlo en público o que lo observen hacerlo, controla muy bien sus emociones, siempre conserva la calma, piensa antes de actuar, y siempre camina erguido levantando un poco el rostro para ver debajo de la visera de la gorra, o de el sombrero, esto le da un porte elegante que contrasta de manera especial y única con su ropa de de jornalero.



II


Ese día hubo poco sol, Thomas se acercó al pórtico de la casa de la granja y vio un hombre corriendo hacia él, a través del camino que lleva de la entrada hacia el jardín, levantaba polvo como un tractor a toda su potencia, sin desviar la mirada, se armó con su escopeta de dos cañones, y mientras la cargaba, Oliver se acercaba rápidamente. Thomas siempre a sido una persona apaciguada, no por ser lento o torpe, es solo que le gusta entender qué sucede antes de actuar, aquel hombre venía evitando con toda su valentía, y fuerza, ser atrapado por las criaturas torpes, él las llamaba así desde la primera vez que vio una atrapando a un ser humano incauto, salen del suelo, toman alguna forma enorme y caen pesadamente sobre la víctima, emitiendo al mismo tiempo un sonido aterrador que recuerda los gritos de muchos desgraciados siendo torturados al mismo tiempo en una caverna, a lo mejor son ecos de las voces de quienes a engullido, Oliver no quería ser uno de ellos, Thomas había intuido que las criaturas usaban la luz del sol, a veces parecía que usaran cualquier tipo de luz, sabía que se movían a veces como un solo ser, y en otras ocasiones como muchos individuos, cada uno con su propio albedrío, salían de la tierra sin desprenderse de ella, y atrapaban seres humanos, pero, solo seres humanos, no atacaban aves, insectos u algún otro mamífero, por decir un gato o una zarigüeya, no, sólo cazaban humanos; estos en particular daban “palmadas” contra el suelo, tomaban forma de una mano monstruosa de seis o siete dedos usaban metal, rocas, y restos bioløgicos para autocrearse y en lo que seria la palma, se formaba una boca, aquellas fauces estaban llenas de múltiples piezas que se asemejan a dientes humanos y colmillos de animales, espinas de cardos, afiladas, orientadas hacia la luz del orificio el cual se movía frenéticamente exigiendo se le satisfará de inmediato, ek coorbdek montruo su color era iridiscente, oscuro como guano de murcielago, pero brillante, y entre todo lo aterrador, estaba el estruendo agónico que se podía escuchar cuando caían, gritos mal aprendidos de víctimas previas.  Oliver corría con toda su alma y espíritu, difícilmente podía  adelantar la caída pesada de estos seres, completamente decidido a no terminar como los demás técnicos de la torre de extracción de plástico que se veía al este de la granja de Oliver, sobre ese mar rosado calmo he intimidante.  La genialidad de Thomas lo llevó a deducir que se movían debajo de la tierra, a través de las cavidades que remanecían entre los escombros metálicos, electrónicos y de otra índole de la que estaban hechos los subsuelos de la mayoría de los predios rurales, llamados eco amigables y reciclados, lo eco, era la basura debajo y lo reciclado, era la tierra saturada de cócteles químicos y pocos humanos sabrán mas de qué otra ciencia y tecnología fuere usada en ella, que le permite el crecimiento de algunas cosechas precodificadas para crecer solo en ese tipo de suelos, tierras prefabricadas, semillas específicas, obsolescencia programada de vieja guardia.  Faltaban unos metros para que Oliver, llegara donde estaba Thomas, y ya cerca, de manera fugaz, algunas proyecciones como tentáculos, o brazos, salidos de esa encarnación de la madre de todo el sufrimiento humano, se aferran a los tobillos de oliver desgarrándose inmediatamente por l
a la fuerza que él hacía al correr, uno tras otro, insistentes, parecían infinitos, y se lanzaban infinitas veces, ya muy cerca de las escaleras del pórtico, vio el polvo movièdose, como si tiempo se estuviera enlenteciendo, y a Thomas levantando su escopeta con una sola mano, quien inmediatamenten agarrò con fuerza su camisa arrojándolo hacia èl pòrtico y apuntando a una gran y pesada proyección de esa gran criatura que había salido casi al frente a Oliver y usando un apéndice como un brazo, como hecho de un teratoma disecado, agarró su muslo, Thomas disparo muy cerca del tobillo y el pedazo de criatura, casi tocando con el cañón ese tejido raro metaloide inde1scriptible, liberandolo, el monstruo dejó escapar un estruendoso chillido, resonó a la par de Oliver estrellándose contra la puerta de la casa con la fuerza del brazo ágil de Thomas, la criatura sacó una segunda masa llena de dientes y más grande que la primera a un lado, de las escaleras sobre el jardín, engullendo flores y rocas, tomándolas como parte de su forma, abduciendolas, por último detrás de estas dos, una gran cabeza con un cuello largo, sin ojos pero orificios a cada lado, en 6 lados, y un orificio en la corona de esta cabeza, que profería gritos agudos en asincronia con los gritos graves y desesperados de las otras bocas adelante de esta, otros ruidos similares a gritos humanos de las bocas pequeñas atrás, hacían coro, aparecían como las olas sobre el mar, siguiendo lo que fue el camino que corrió Oliver. Thomas no tuvo que disparar de nuevo, la criatura cambio de color en su base y dejó ver lo que parecían escamas igualmente iridiscentes como toda su apariencia, y se fue cubriendo de ellas hasta tapizarse totalmente a sí misma luego comenzó a desaparecer, toda la masa disminuia de tamaño y al final la capa de este material terminaría formando lo que de nuevo era el suelo del frente de la granja, con todas sus partes, pero desordenadas, tal cual un niño intentara organizar sus juguetes, agotado después de jugar enérgicamente.

Thomas volvió a ver a Oliver, quien con su respiración agitada y ojos marrones abiertos, rostro lleno de polvo y tierra húmeda, asintió de manera agradecida, ninguno dijo nada, solo cuando Thomas entró en la casa antes arrojándole su pañoleta a Oliver diciéndole -- si no toca el piso de enfrente, eso no volverá a salir, al menos hasta la noche cuando todo es seguro de nuevo, esa cosa le tiene miedo a la oscuridad, --la ironía del universo en nuestra cara -- dijo para sí mismo en su mente, y entró en la casa, se detuvo un segundo para mirar las piernas de Oliver y decirle, “quitece los pantalones, estan mojados y aun tienen pedazos de eso” Oliver asustado y viendo al jornalero como ese ser heroico y reluciente que lo había salvado lleno aún de no expreso agradecimiento, se quitó los pantalones rápidamente con torpeza y terror lanzándolos al jardín en el que apareció un agujero que parecía más una herida tornasolada de dos metros de largo que los engullo como reclamando los restos de la monstruosidad adheridos aún a la tela.  Oliver miraba con terror como la tierra tomaba vida de nuevo, mientras Thomas inmutable e inexpresivo pensaba en cómo había acatado la orden que él acababa de darle de manera inmediata y sin pensar, se obligó una sonrisa ínfima, para sí mismo y en su mente “Hey! niño” llamó la atención de Oliver, “también tiene la camisa mojada, Oliver extendió la tela mirandola aterrado, pensando que también tuviera restos de la criatura se la quito e igualmente la lanzo al jardin que esta vez no respondió, Thomas pensó, --idiota-- la camisa solo estaba llena de sudor -- le dijo, tengo ropa adentro, está sucia, le debe quedar holgada, con eso se puede vestir, si es totalmente necesario, hizo una pausa, y se detuvo a detallar a un Oliver aterrado, hiperventilando, usando solo ropa interior, boxers cortos de tela camuflado militar marrón y botines de albañil de gamuza color mostaza, “los pantalones le quedaran ajustados en las pantorrillas” y bajo la mirada levantando una pierna hacia él, luego miró de nuevo a Oliver subió la escopeta al hombro, se acomodó la gorra y entró a casa dejando al técnico en el suelo incrédulo que lo que mojaba su torso y pecho era solo sudor y no fluidos del monstruo, dirigió su mirada al horizonte, y vio la silueta de su plataforma de extracción, y como el sol estaba ya ocultándose, el mar se veía color fucsia pálido, era la hora mágica, cuando se entrelaza el tiempo, así la llamaban los antiguos habitantes de la desaparecida isla de Japón, miró hacia la puerta buscando a Thomas y se levanto de inmediato, en pantaloncillos y haciendo sonar las tablas del pórtico con los pezados botines, detuvo la puerta y detecto un olor a vainilla y palo santo, tierra seca, pensó, --galletas?-- y entró a la casa siguiendo al displicente granjero.

OMAR CHAVES VITERI
Colombia
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